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Los estudios sobre accidentes de circulación muestran que muchas de las víctimas de estos accidentes son niños. Las causas principales son: cruzar las calles de forma indebida, no usar el casco al montar en bicicleta o viajar en coche sin el cinturón de seguridad.
En algunas ocasiones, las consecuencias de estos accidentes son muy graves. Se pueden producir daños en la columna vertebral, donde se encuentra la médula espinal, y en el cráneo, que protege el cerebro.
Los daños en la médula espinal pueden causar parálisis en diferentes partes de nuestro cuerpo. Las lesiones cerebrales pueden alterar o incluso anular numerosas capacidades, como pensar, hablar o movernos.
Para reducir estos accidentes y garantizar nuestra seguridad, debemos cruzar siempre por los pasos de peatones regulados por agentes de tráfico, semáforos o marcas viales, y utilizar siempre elementos de seguridad como el casco de la bicicleta y el cinturón de seguridad del coche.
Se estima que el uso correcto del casco en la bicicleta reduce el riesgo de lesión craneal y cerebral en 70 de cada 100 personas que sufren un accidente.
¿Qué sabes ya?
Observa la imagen. Cuando el semáforo se ponga verde, Carlos cruzará la calle.
Para poder realizar la función de relación necesitamos el sistema nervioso, que lleva a cabo tareas muy importantes:
En el sistema nervioso se distinguen dos partes: el sistema nervioso central y el sistema nervioso periférico.
El sistema nervioso está formado por un único tipo de tejido, el tejido nervioso.
Partes de una neurona.
Las células que forman el tejido nervioso se llaman neuronas y se caracterizan por tener distintas prolongaciones con las que transmiten información continuamente.
En una neurona se distinguen tres partes:
El cuerpo, que es la zona más ancha de la que parten diversas prolongaciones.
Las dendritas, que son prolongaciones muy ramificadas. A través de ellas, las neuronas reciben información de los órganos de los sentidos o de otras neuronas.
El axón, que es una sola prolongación más fina y larga que las dendritas. A través del axón se transmite información a otras neuronas o se envían órdenes a los órganos.
La función del sistema nervioso central consiste en recibir información, interpretarla y elaborar una respuesta. Está formado por el encéfalo y la médula espinal.
El encéfalo está situado en la cabeza y protegido por los huesos del cráneo. Tiene tres partes:
La médula espinal se encuentra protegida en el interior de las vértebras que forman la columna vertebral. Ordena respuestas involuntarias, como retirar la mano cuando nos quemamos.
Esquema del sistema nervioso.
El sistema nervioso periférico está formado por los nervios, que son fibras largas formadas por la unión de axones de varias neuronas. Los nervios llegan a todas las partes de nuestro cuerpo: los órganos de los sentidos, los músculos, las vísceras, etcétera, y las comunican con el encéfalo y la médula.
Hay dos tipos de nervios: los sensitivos y los motores.
Los nervios sensitivos transmiten información desde los órganos hasta el encéfalo y la médula espinal.
Los nervios motores llevan las órdenes del encéfalo y de la médula espinal hasta otros órganos.
Si tenemos en cuenta qué parte del sistema nervioso interviene, los movimientos se pueden clasificar en dos tipos: voluntarios e involuntarios.
Mediante el movimiento, respondemos a lo que ocurre en nuestro entorno. Realizamos movimientos continuamente. Muchos de ellos, como caminar, saltar o masticar, los hacemos conscientemente: son movimientos voluntarios.
En este tipo de movimientos participa el cerebro. El proceso ocurre en los siguientes pasos:
Los órganos de los sentidos captan un estímulo y envían la información al cerebro a través de un nervio sensitivo.
El cerebro analiza la información y elabora una respuesta a través de los nervios motores hasta los músculos.
Los músculos ejecutan la orden encargada por el cerebro realizando un movimiento adecuado.
Las personas realizamos numerosos movimientos voluntarios que se pueden clasificar en dos tipos: finos y gruesos.
Los movimientos finos son pequeños y precisos, como los que se requieren para recoger un trocito de papel que se ha caído al suelo.
Los movimientos gruesos son mucho más amplios y menos precisos que los finos, como los que realizamos cuando saludamos a alguien conocido agitando los brazos.
Movimiento voluntario.
Movimiento involuntario.
Además de los movimientos que hacemos voluntariamente, hay otros muchos que realizamos de forma involuntaria; por ejemplo, si nos pinchamos con un cactus en la mano sin darnos cuenta, rápidamente la apartamos sin pensar.
Los movimientos reflejos son rápidos e involuntarios. Estos movimientos son muy importantes para nuestra supervivencia porque evitan accidentes y situaciones peligrosas.
En los movimientos reflejos no interviene el cerebro, sino la médula espinal, que recibe la información del exterior y elabora una respuesta muy rápida.
El proceso ocurre en varios pasos:
Un órgano de los sentidos capta un estímulo que puede ser peligroso y manda la información a la médula espinal.
La médula recibe la información y ordena un movimiento.
La orden llega hasta los músculos a través de un nervio motor y los músculos realizan el movimiento.
Tener buena salud significa encontrarse bien desde el punto de vista físico, mental y social. Los trastornos de salud del sistema nervioso están provocados por diferentes causas. Para su cuidado son imprescindibles un buen descanso y un ocio adecuado.
Las lesiones más comunes que se pueden producir son:
La lesión medular. Ocurre cuando se fractura la columna vertebral, que protege la médula espinal.
Las lesiones cerebrales. Se producen cuando el cráneo se golpea y se daña el cerebro.
La mayoría de estas lesiones se producen en accidentes de tráfico, en zambullidas en piscinas o ríos en los que no hay agua suficiente, o en caídas cuando se practican deportes sin la protección adecuada.
Algunas de las enfermedades del sistema nervioso con mayor incidencia en la actualidad son el alzhéimer y el párkinson.
Muchas parálisis se producen como consecuencia de lesiones medulares, ya que en la médula se encuentran muchos nervios que controlan el movimiento de brazos y piernas.
Las drogas, como el alcohol, el tabaco, la marihuana o la cocaína, son sustancias que pueden modificar el funcionamiento del sistema nervioso central y producir cambios en el comportamiento de las personas. Además, las drogas pueden afectar a otros órganos, como el hígado, los pulmones, los riñones o el corazón.
El consumo de drogas puede producir dependencia; es decir, a la persona que fuma o toma drogas le cuesta mucho dejar de hacerlo y siente la necesidad de seguir tomándolas.
El alcohol es una droga muy extendida en nuestra sociedad que puede suponer un riesgo grave para la salud. Dependiendo de la cantidad de alcohol que consuma, una persona puede experimentar pérdida de reflejos o de visión hasta llegar a la embriaguez. En este estado se pierde el control de los propios actos. En casos extremos, puede causar la muerte.
El abuso de alcohol da lugar a una enfermedad crónica, el alcoholismo. Estos enfermos sufren graves daños en el sistema nervioso y en otros órganos del cuerpo y tienen problemas en sus relaciones familiares y sociales.
Cuando una persona se emborracha, intoxica su cuerpo y pierde el control de los propios actos.
El cerebro necesita nutrientes como la glucosa para poder desarrollar sus funciones. Por eso, en la dieta no pueden faltar los alimentos como el azúcar, las patatas, las legumbres, los cereales y los alimentos derivados de los cereales, como el pan, las galletas o la pasta.
Además, para cuidar el sistema nervioso es imprescindible dormir un número de horas suficiente. En general, es necesario dormir unas ocho horas diarias.
Durante la noche nuestra mente y nuestro cuerpo descansan profundamente. Este descanso es necesario para que nuestro sistema nervioso se reponga de la actividad diaria y poder así realizar las tareas del día siguiente, mantener la atención en clase y aprender.
Para que el sistema nervioso realice sus funciones correctamente, además de descansar las horas suficientes, debemos llevar una vida ordenada, con horarios regulares y tener tiempo de ocio. Eso nos ayudará a estar activos y alegres.
El uso del casco de la bicicleta es muy importante para reducir el riesgo de lesiones en la cabeza en caso de caída. Para que el casco cumpla su función protectora debe estar colocado sobre la cabeza en la posición correcta. Tiene que quedar nivelado y fijo sobre la cabeza, sin que pueda moverse.
Elige y realiza una de estas tres actividades:
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