CARACTERÍSTICAS
DE LA CONVERSACIÓN ESPONTÁNEA
Rita.—¿Cómo estás con lo de mamá?
Mamá.—Pues bien, pero cada día la echo de menos, fíjate, con lo que discutíamos.
Rita.—Ya, yo también la echo de menos; y los niños, ¿cómo lo llevan los niños?
Mamá.—Creo que bien, nunca hablan de ella.
Rita.—¿No?, ¡qué raro!, la querían mucho. Oye, tú has hablado con ellos, ¿no?
Mamá.—Pues claro que sí.
Rita.—¿Y qué les dijiste?
Mamá.—Pues que la abuela se había ido a hacer un largo viaje y que tardaríamos en verla, pero estoy segura que saben que se ha muerto, seguro que se lo han dicho en el colegio.
Rita.—Los niños tienen que saber que mamá se ha muerto, les tienes que contar la verdad. ¿Me escuchas?
Mamá.—Tú no tienes que decirme cómo educar a mis hijos.
Rita.—¿Pero no ves que si mientes a los niños nunca te creerán cuando sean mayores?
Mamá.—Eso es una tontería, y además la historia del gran viaje me parece buena.
Rita.—Pues a mí, no.
Mamá.—Pues a mí, sí.
Rita.—Está bien, si no hablas tú con ellos, hablaré yo, les contaré la verdad, les contaré que la abuelita ha muerto y que les quería mucho a los dos.
Rita.—¿Cómo estás con lo de mamá?
Mamá.—Pues bien, pero cada día la echo de menos, fíjate, con lo que discutíamos.
Rita.—Ya, yo también la echo de menos; y los niños, ¿cómo lo llevan los niños?
Mamá.—Creo que bien, nunca hablan de ella.
Rita.—¿No?, ¡qué raro!, la querían mucho. Oye, tú has hablado con ellos, ¿no?
Mamá.—Pues claro que sí.
Rita.—¿Y qué les dijiste?
Mamá.—Pues que la abuela se había ido a hacer un largo viaje y que tardaríamos en verla, pero estoy segura que saben que se ha muerto, seguro que se lo han dicho en el colegio.
Rita.—Los niños tienen que saber que mamá se ha muerto, les tienes que contar la verdad. ¿Me escuchas?
Mamá.—Tú no tienes que decirme cómo educar a mis hijos.
Rita.—¿Pero no ves que si mientes a los niños nunca te creerán cuando sean mayores?
Mamá.—Eso es una tontería, y además la historia del gran viaje me parece buena.
Rita.—Pues a mí, no.
Mamá.—Pues a mí, sí.
Rita.—Está bien, si no hablas tú con ellos, hablaré yo, les contaré la verdad, les contaré que la abuelita ha muerto y que les quería mucho a los dos.
Rita.—¿Cómo estás con lo de mamá?
Mamá.—Pues bien, pero cada día la echo de menos, fíjate, con lo que discutíamos.
Rita.—Ya, yo también la echo de menos; y los niños, ¿cómo lo llevan los niños?
Mamá.—Creo que bien, nunca hablan de ella.
Rita.—¿No?, ¡qué raro!, la querían mucho. Oye, tú has hablado con ellos, ¿no?
Mamá.—Pues claro que sí.
Rita.—¿Y qué les dijiste?
Mamá.—Pues que la abuela se había ido a hacer un largo viaje y que tardaríamos en verla, pero estoy segura que saben que se ha muerto, seguro que se lo han dicho en el colegio.
Rita.—Los niños tienen que saber que mamá se ha muerto, les tienes que contar la verdad. ¿Me escuchas?
Mamá.—Tú no tienes que decirme cómo educar a mis hijos.
Rita.—¿Pero no ves que si mientes a los niños nunca te creerán cuando sean mayores?
Mamá.—Eso es una tontería, y además la historia del gran viaje me parece buena.
Rita.—Pues a mí, no.
Mamá.—Pues a mí, sí.
Rita.—Está bien, si no hablas tú con ellos, hablaré yo, les contaré la verdad, les contaré que la abuelita ha muerto y que les quería mucho a los dos.
Rita.—¿Cómo estás con lo de mamá?
Mamá.—Pues bien, pero cada día la echo de menos, fíjate, con lo que discutíamos.
Rita.—Ya, yo también la echo de menos; y los niños, ¿cómo lo llevan los niños?
Mamá.—Creo que bien, nunca hablan de ella.
Rita.—¿No?, ¡qué raro!, la querían mucho. Oye, tú has hablado con ellos, ¿no?
Mamá.—Pues claro que sí.
Rita.—¿Y qué les dijiste?
Mamá.—Pues que la abuela se había ido a hacer un largo viaje y que tardaríamos en verla, pero estoy segura que saben que se ha muerto, seguro que se lo han dicho en el colegio.
Rita.—Los niños tienen que saber que mamá se ha muerto, les tienes que contar la verdad. ¿Me escuchas?
Mamá.—Tú no tienes que decirme cómo educar a mis hijos.
Rita.—¿Pero no ves que si mientes a los niños nunca te creerán cuando sean mayores?
Mamá.—Eso es una tontería, y además la historia del gran viaje me parece buena.
Rita.—Pues a mí, no.
Mamá.—Pues a mí, sí.
Rita.—Está bien, si no hablas tú con ellos, hablaré yo, les contaré la verdad, les contaré que la abuelita ha muerto y que les quería mucho a los dos.