EL LENGUAJE
LITERARIO
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San Juan de la Cruz
Cántico espiritual, Crítica
La mano es la que recuerda
La mano es la que recuerda.
Viaja a través de los años,
desemboca en el presente
siempre recordando.
Apunta, nerviosamente, 5
lo que vivía olvidado
la mano de la memoria,
siempre rescatándolo.
Las fantasmales imágenes
se irán solidificando, 10
irán diciendo quién eran,
por qué regresaron.
José Hierro
Cuaderno de Nueva York, Hiperión
La mano es la que recuerda
La mano es la que recuerda.
Viaja a través de los años,
desemboca en el presente
siempre recordando.
Apunta, nerviosamente, 5
lo que vivía olvidado
la mano de la memoria,
siempre rescatándolo.
Las fantasmales imágenes
se irán solidificando, 10
irán diciendo quién eran,
por qué regresaron.
José Hierro
Cuaderno de Nueva York, Hiperión
El amor estaba escondido
El amor estaba escondido
como la almendra en la corteza.
Agazapado suavemente,
circulando cálidamente.
Y era preciso detenerlo, 5
paralizarlo, congelarlo,
detenerlo en líneas, ritmos,
desarraigarlo de su tránsito.
José Hierro
Cuaderno de Nueva York, Hiperión
El amor estaba escondido
El amor estaba escondido
como la almendra en la corteza.
Agazapado suavemente,
circulando cálidamente.
Y era preciso detenerlo, 5
paralizarlo, congelarlo,
detenerlo en líneas, ritmos,
desarraigarlo de su tránsito.
José Hierro
Cuaderno de Nueva York, Hiperión
La relación que se establece entre los términos puede ser:
La mano es la que recuerda
La mano es la que recuerda.
Viaja a través de los años,
desemboca en el presente
siempre recordando.
Apunta, nerviosamente, 5
lo que vivía olvidado
la mano de la memoria,
siempre rescatándolo.
Las fantasmales imágenes
se irán solidificando, 10
irán diciendo quién eran,
por qué regresaron.
José Hierro
Cuaderno de Nueva York, Hiperión
El símbolo puede nacer de una asociación lógica, histórica, emotiva o de semejanza. Así, algunos de los más utilizados son:
Travesía peligrosa
Iré más allá:
más allá de América
y más allá de la acera de enfrente.
Más allá del mar
y más allá de los libros. 5
Más allá de mi propio corazón
y más allá de la música.
Iré más allá de las estrellas
y más allá de las lágrimas.
Más allá de la sabiduría 10
y más allá de la inocencia.
Más allá de la fe
y más allá del amor.
Y cuando el más allá se convierta en el acá cercano,
regresaré, 15
y como en los buenos tiempos
haré la peligrosa travesía
de tomar una taza de café.
Francisca Aguirre
Los trescientos escalones, Bartleby Editores
El amor estaba escondido
El amor estaba escondido
como la almendra en la corteza.
Agazapado suavemente,
circulando cálidamente.
Y era preciso detenerlo, 5
paralizarlo, congelarlo,
detenerlo en líneas, ritmos,
desarraigarlo de su tránsito.
José Hierro
Cuaderno de Nueva York, Hiperión
La mano es la que recuerda
La mano es la que recuerda.
Viaja a través de los años,
desemboca en el presente
siempre recordando.
Apunta, nerviosamente, 5
lo que vivía olvidado
la mano de la memoria,
siempre rescatándolo.
Las fantasmales imágenes
se irán solidificando, 10
irán diciendo quién eran,
por qué regresaron.
José Hierro
Cuaderno de Nueva York, Hiperión
Travesía peligrosa
Iré más allá:
más allá de América
y más allá de la acera de enfrente.
Más allá del mar
y más allá de los libros. 5
Más allá de mi propio corazón
y más allá de la música.
Iré más allá de las estrellas
y más allá de las lágrimas.
Más allá de la sabiduría 10
y más allá de la inocencia.
Más allá de la fe
y más allá del amor.
Y cuando el más allá se convierta en el acá cercano,
regresaré, 15
y como en los buenos tiempos
haré la peligrosa travesía
de tomar una taza de café.
Francisca Aguirre
Los trescientos escalones, Bartleby Editores
El amor estaba escondido
El amor estaba escondido
como la almendra en la corteza.
Agazapado suavemente,
circulando cálidamente.
Y era preciso detenerlo, 5
paralizarlo, congelarlo,
detenerlo en líneas, ritmos,
desarraigarlo de su tránsito.
José Hierro
Cuaderno de Nueva York, Hiperión
Travesía peligrosa
Iré más allá:
más allá de América
y más allá de la acera de enfrente.
Más allá del mar
y más allá de los libros. 5
Más allá de mi propio corazón
y más allá de la música.
Iré más allá de las estrellas
y más allá de las lágrimas.
Más allá de la sabiduría 10
y más allá de la inocencia.
Más allá de la fe
y más allá del amor.
Y cuando el más allá se convierta en el acá cercano,
regresaré, 15
y como en los buenos tiempos
haré la peligrosa travesía
de tomar una taza de café.
Francisca Aguirre
Los trescientos escalones, Bartleby Editores