¿Cómo definimos el modelo keynesiano?:
El modelo keynesiano, también conocido como el modelo del multiplicador, se centra en el estudio de la economía en el muy corto plazo. Para llevar a cabo el análisis de un mercado a corto plazo le prestaremos una especial atención a la determinación del equilibrio y comprobaremos cómo la demanda agregada desempeña un papel prioritario, siendo esta la que determina la producción o renta de equilibrio.
Este modelo parte de una serie de supuestos
Se trata de una economía sin sector público ni sector exterior.
El periodo de tiempo es el corto plazo.
Hay recursos desempleados.
Hay rigideces en los procesos de ajuste de las variables de forma que los precios permanecen constantes.
Los mercados de bienes y de dinero no tienen tiempo para interrelacionarse.
Para llevar a cabo el estudio del modelo keynesiano vamos a empezar analizando el papel del consumo y el del ahorro, como variables clave en este modelo. En concreto, nos referimos a la función de consumo y a la función de ahorro.
Sector público
Por ello, la renta es igual a la renta disponible.
Corto plazo
El modelo keynesiano estricto rige en el muy corto plazo, cuando hay rigideces en las variables y recursos desempleados, es decir, cuando el nivel de producción es inferior al potencial y, por tanto, los precios permanecen estables.
Desempleados
Hay recursos desempleados debido a que el nivel de producción es inferior al potencial.
Función de consumo
Relaciona el consumo y la renta.
Función de ahorro
Relaciona el ahorro y la renta.
Pulsa en los siguientes enlaces para ampliar información sobre estas dos funciones:
Relación entre la renta disponible, el consumo y el ahorro (euros) |
|||
Renta disponible y PIB |
Consumo |
Ahorro |
|
A |
600 |
880 |
-280 |
B |
2.000 |
2.000 |
0 |
C |
3.000 |
2.800 |
200 |
D |
3.800 |
3.440 |
360 |
Las economías domésticas compran bienes y servicios, y esto lo hacen en función de la renta disponible. Por lo general, las compras de consumo representan un valor cercano al 60 % de la renta disponible. La parte de la renta disponible que no se consume se destina al ahorro, de forma que, cuando las economías domésticas deciden lo que desean consumir, simultáneamente están determinando lo que desean ahorrar. Vamos a recurrir a un ejemplo numérico y a su representación gráfica para analizar la relación entre la renta, el consumo y el ahorro para la familia representativa. La relación funcional existente entre el consumo y la renta disponible se denomina función de consumo y se representa gráficamente en la Figura a, junto a la bisectriz de 45o. En el eje de ordenadas se representa el consumo y en el eje de abscisas la renta disponible. De hecho, dados los supuestos introducidos, en concreto que no hay sector público, los conceptos de renta disponible, renta o PIB son equivalentes. Dado que ambos ejes tienen la misma escala, en cualquier punto de la bisectriz de 45° la distancia al eje de abscisas (el consumo) es exactamente igual a la distancia al eje de ordenadas (la renta disponible). De esta forma, la bisectriz de 45° nos dice si el gasto de consumo es mayor (punto A), igual (punto E) o menor que la renta disponible (punto B) (Cuadro y Figura a). El punto E de intersección de la función de consumo con la bisectriz de 45° representa el nivel de renta disponible para el cual el consumo es igual a la renta y no se ahorra nada. Este punto se suele denominar punto de nivelación. A la izquierda del punto E,el consumo es mayor que la renta disponible: la diferencia es el «desahorro» y se mide por la distancia vertical entre la función de consumo y la bisectriz de 45°. A la derecha del punto E,el consumo es menor que la renta: lo que no se gasta en consumo necesariamente se ahorra. El ahorro se mide por la distancia vertical existente entre la función de consumo y la bisectriz de 45°.
La relación entre el consumo y la renta se conoce como función de consumo.
La relación recogida en la Figura a entre el nivel de gasto de consumo y el nivel de renta personal disponible se conoce como la función de consumo y es una de las relaciones más relevantes de la macroeconomía. Este concepto fue introducido por Keynes y se basa en la hipótesis de que la relación existente entre el consumo y la renta tiene una base empírica y un carácter estable a lo largo del tiempo.
Como antes se ha señalado, cada euro de renta disponible se ahorra o se consume. Por ello, el análisis que vamos a realizar del ahorro es en todo paralelo al realizado sobre el consumo. La función de ahorro muestra la relación entre el nivel de ahorro y la renta y es la otra cara de la moneda de la función de consumo. En términos gráficos la función de ahorro se recoge en la Figura b. En el eje de abscisas aparece la renta disponible pero en el eje de ordenadas se mide el ahorro; que toma valores positivos o negativos. La Figura b se obtiene de la Figura a; es la distancia vertical existente entre la bisectriz de 45° y la función de consumo. La función de consumo, al indicar el nivel de consumo para cada posible nivel de renta, muestra también y de forma simultánea el nivel de ahorro. Los valores de ahorro correspondientes a los distintos niveles de renta se calculan teniendo en cuenta que la suma del consumo y el ahorro es igual a la renta.
Renta = Consumo + Ahorro
A partir de esta ecuación, despejando el ahorro, tendremos que: Ahorro = Renta - Consumo
Para un nivel de renta igual a 600, y dado un consumo de 880, el nivel de ahorro negativo o desahorro será 280 (Cuadro anterior). Si el nivel de renta es 2.000 y el de consumo también 2.000, el ahorro será cero. Para niveles de renta superiores a 2.000, el ahorro alcanza valores positivos que vienen expresados por la diferencia entre la renta y el consumo. Una justificación de esta situación la podemos establecer apelando al comportamiento de ciertos colectivos. Las familias de bajos ingresos, aunque tienen una capacidad de consumo limitada, suelen gastar más de la renta de que disponen, por lo que se ven obligadas a endeudarse o a gastar de sus ahorros. Un grupo típico dentro de este colectivo es el formado por los pensionistas, que tienen una tendencia a gastar por encima de sus ingresos normales, utilizando para ello el ahorro que han acumulado durante su vida de trabajo. Por otro lado, los grupos sociales con ingresos más elevados no suelen consumir la totalidad de la renta que reciben, por lo que dedican una parte de ella al ahorro.